Sonetos Ilustrados, por Miguel Ángel Morcillo

SONETOS ILUSTRADOS

I


No puedo describirte en un poema;
Decir tu nombre fuera suficiente,
Pero al decirlo, talismán hiriente,
Rosas y mirto, Erato me quema.

Recuerdo el día que, como una gema,
Apareciste tan incandescente
Que abrasado, ya puedo solamente       
Comprender la certeza del dilema:

Bella como no creí que existiera,
Ojos con el color de la amatista
Cintura que al mar arrastraría.

Elegante y risueña, altanera,
Seria, amable, feliz, vitalista…
O fuera bastante decir María.







II
                                           


He visto cómo un polluelo en su nido
Por la ausencia de su madre piaba
Y de terror, hambre y frío temblaba
Sin saber si abandonarlo ha querido.

Pero un vuelo acercarse ha oído
Y su inquietud de repente se acaba
Pues con sus gritos, que fueron aldaba
A su madre, que regrese han podido.

Cuantas veces por callar he sufrido
El silencio del amor desolado
Y he sentido el temor del olvido.

Quisiera yo que pudiera el quejido,
Del fondo del alma de un desdichado,
Darte alas, mujer y amor cumplido.


III


En ese azul inmenso un buitre solo,
Cierne el aire sereno y elegante,
Con la mirada tendida, acechante,
Libre de todo humano protocolo.

Quisiera yo, mecido por Eolo
No ser por un momento caminante
Y subir al espacio, semejante
A su desafío terrenal, díscolo.

Nuestra vida, atada siempre al camino
Impide el ejercicio de Fileas,
mirando a ras de tierra su destino.

Quiero agradecerte, negro adivino,
Que en un segundo de tu vuelo veas
Las ansias de amor de este peregrino.


IV



Paseaba por un parque rumoroso,
Con sus fuentes de aguas cristalinas,
Que saltaban alegres, cantarinas
Y mi alma quedó como en reposo.

Pero un golpe brutal aun candoroso
Se abatió desde todas las esquinas
Y rompió en el acto las divinas
Sensaciones del paseo dichoso:

De un rincón, casi oculta, una paloma
Parpadea y un ojo en mí se fija,
Está quieta en el suelo y agoniza.

Salgo de aquél lugar, es una broma
Que testigo de su fin me elija
  Y yo piense en el polvo y la ceniza.




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1 comentario:

  1. Esto de los sonetos con referencias mitológicas tiene un aroma de viejo romanticismo. El mismo hecho de ocuparte de la métrica clásica ya indica tu talante nostálgico y sentimental. Me gusta tu ocupación y envidio tu facilidad para componer al modo de Garcilaso. Adelante, aunque tengas que cambiar –contra toda evidencia– el Mataviejas por el Arlanza.

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